lunes, 19 de mayo de 2014

TABERNA DE PRÓCULO

TABERNA DE PRÓCULO

               En anteriores entradas de este blog nos hemos referido a dos antiguas  y  famosas tabernas vecinas: "Casa Eladio" y "La Cruzada". Vamos a hablar ahora  de la "Taberna de Próculo", para cerrar esta trilogía tabernaria del Barrio de Palacio.

               Esta  célebre y popular taberna, desgraciadamente también desaparecida, estaba  en el número 7 de la calle Santa Clara esquina con del número 9 de la calle Vergara que  es donde está el portal de la finca.

               El local está documentado desde 1845; en 1865 su propietario era Juan Francisco Luengo; en 1894 está a nombre de José Colado y en 1900 el tabernero es Vicente Colado posiblemente hijo  del anterior. En 1911 aparece como propietaria Carmen Aisparda; entre 1920-1940  su titular es  Manuel Lorenzo y la última cita que hemos encontrado de la taberna es en los Anuarios de 1943 con el nombre de "Casa Próculo". Pienso que se cerraría poco después aunque el rótulo permaneció hasta fines del siglo pasado. En el Tomo II  (1981) de los "Establecimientos Tradicionales Madrileños" se dice que  "en el mismo edificio de Santa Clara, 5 (sic) dos sencillas portadas atraen la atención: "Peluquería" y "Casa Próculo" y , según información de vecinos del barrio, en 1989 aun estaba el letrero de la taberna junto a un marchante de cuadros y un zapatero remendón. Es una pena que no haya podido localizar ninguna foto del local.

               Curiosamente, en 1932 Próculo amplia el negocio abriendo un restaurante por Las Rozas como vemos en este anuncio:
 
                                     
1932. Próculo sube de categoría 

               Federico García Sanchis en su libro "Adios, Madrid...",  de 1944, dice que el nombre de Próculo se lo puso el periodista Antonio Palomero también conocido como "Palomerín" o "Gil Parrado". Así nos habla de la taberna:"una lápida conmemorativa merecería nuestra "Taberna de Próculo" que fue testimonio de la sencillez de los antiguos españoles, perpetuados en la familia que explotaba la modestísima industria; paradigma de la intimidad en que trascurría la existencia matritense a principios de siglo, y nodriza, ya que no madre, de muchos grandes artistas que acaso sin ella hubiesen fracasado. Tratábase de un despacho de vinos como los demás, con su mostrador de cinc, su anaquelería con frascos, sus mesitas redondas y sus taburetes, sus tulipas en un aparato con pretensiones, su transparente de viñeta tropical. Distínguíanlo la limpieza y el sosiego. Jamás nos toparíamos allí con el borracho zumoso ni con los  señoritos acompañados de unas bellezas de las de mantón peludo. Inclusive ocurría que los artistas no se eternizaban en la sobremesa, impelidos a marcharse por la exigüidad del local y la abundancia de público. El dueño, blanducho con la edad,  auxiliaba a sus hijos, varón y hembra, lego y monjita, a servir los guisos que preparaba el ama. Escandalizaba el cubierto, por económico,  a los comensales, no muy entendidos, sin embargo, en contabilidad."

               Emilio Carrere apunta que  fué el periodista Cristóbal  de Castro el que le puso nombre a  la tasca.:"La casa de Próculo, en la calle de Santa Clara -bajo el salón donde sonó el pistoletazo de ´Fígaro´-, tenía  categoría de figón tradicional en el mundo literario.  Fue Cristobal de Castro quien, al comenzar el siglo, dio nombre y celebridad a este comedor de burócratas; de pensionistas y de periodistas: "Proculo"  representaba casi un hogar; con pulcritud y puntualidad; sin audacias en la confección del menú ni salsas excitantes de las malas pasiones. Costaba una peseta y veinte céntimos el cubierto; se comía a horas fijas. Era una fonda modesta para personas de orden"  (La Estampa, 7/1/1933)

               Carrere se confunde ya que la taberna no estaba debajo del salón donde se suicidó Larra, sino en la casa de más abajo, pasada la calle de la Amnistía.

               El citado Cristobal de Castro  en el ABC (10/10/1945) dice que el nombre de Próculo está inspirado  en un capítulo del libro "Roma" de Andrés Mellado en el que salía  "la taberna vinaria de Próculo". De Castro nos describe la taberna: " siendo una modesta taberna vinaria, compite, en los anales bohemios, con las tertulias de literatos y artistas en Fornos, Nuevo Levante, en Madrid, en La Paz, en Candelas (con sus camareras sugestivas) y en El Español (con sus coristas y corifeos).[...] Próculo adquiere la categoria de mito y la simpatía de la moda. Las redacciones, los saloncillos el congreso envían  sus gerifaltes al cenáculo. [...] Próculo es la catedral de la bohemia. allí acuden altos y bajos, derechas e izquierdas, clásicos y modernos. Desde mariano de Cavia [...] hasta  los nóveles anónimos que viven a salto de mata, soldados desconocidos y errabundos. Allí, desde Mariano Benlliure [... ] hasta el picapedrero con ilusiones de escultor."

               Por lo que se ve esta taberna tenía muchos padrinos  pues J.E. Casariego en el diario ABC (13/7/1955) habla de Mariano de Cavia  y dice que "Uno de sus  lugares favoritos era una antigua tienda de  vinos del viejo Madrid -allá por el barrio del teatro Real-, que él bautizó con el nombre arqueológico y sonoro de `Taberna vinaria de Próculo´"


En Próculo cocidos a 60 céntimos. En cada puchero una ración


Cocido completísimo a punto de ser  despachado

               Cansinos Asséns en "La novela de un literato" nos  habla de los bohemios y hampones que pululaban por Madrid a medianoche: "todo el día se les ve tras la búsqueda de unos céntimos para la cama y la ración de judías y el panecillo, en esas tabernas inmundas como la del Barbas o Eladio. Cuando han tenido fortuna en sus acometidas a algún mecenas ocasional o a algún literato de los que cotizan su firma, van a darse un festín en la famosa  casa de Próculo o la no menos famosa de Pascual y entonces se regalan con el bisté de (sic)  patatas o la  cazuela de guisado, en que todos meten fraternalmente la mano pringosa, y copiosos frascos de vino tinto"

               En esa época  con el nombre de "El Barbas" encontramos tres tabernas: una en la calle Ruiz, otra en la de San Andrés  y la tercera estaba "por los Bulevares". Es posible que hablemos de la misma taberna. "Casa Pascual" estaba en la calle de la Luna junto a la calle de San roque.


              "El Prometeo" , en 1909, criticaba a los  esnobs pudientes que alguna vez  aparecían por la taberna:
              "—Muy bien ir un día a Casa de Próculo, y sentirse magníficos comiendo por una peseta en un zaquizamí y sentirse pobrecitos y humildes y bohemios, pero después coger el automóvil a la puerta y ver al chauffeur sonreírse de la excentricidad..."

Vamos a continuación una serie de noticias  referidas a nuestra taberna

               "El fusil " (17/12/1910)  habla de una serie de políticos de principios del S-XX:

               "Calbetón ya ha realizado el sueño de su vida; Merino ya se ha dado el gusto de sentarse en el mismo banco que su suegro; Aznar ya ha llegado a exministro, y en cuanto a Burell, ya se ha hecho acreedor a una cesante, que le ponga a cubierto de ir a cenar a casa de Próculo."

               Emilio Carrere, gran conocedor y cliente de las tabernas madrileñas,  en donde pasaba más tiempo que en su empleo en el Tribunal de Cuentas por donde solía aparecer poco.

              "Muchas veces he ido al Tribunal de Cuentas para buscar a Carrere, con el objeto de que almorzáramos juntos en casa de Próculo, en el bodegón de Malagorra o en La Precisa." (El Motín, 31/8/1911)

                Había, en esa época, dos tabernas con el nombre de Malagorra: una en la calle Embajadores y otra en el número 6 de la plaza del Progreso (Tirso de Molina). Seguramente se  refiere a esta última. La Precisa era un tabernón de la calle del Barco.


           Según nos comunican un atento B. L. M., el  director de El Eco de Noval, sus redactores y colaboradores celebrarán el próximo sábado una modesta cena en casa de Próculo (calle deVergara),para conmemorar su cuarto aniversario. Agradecemos al Sr. Godínez su amable invitación. (El Globo, 1/2/1916)


               He aquí  a Nestor O. Lope  que, de forma humorística, critica  los platos de la taberna por exiguos
"Si alguien me convida en casa de Próculo, como como un buitre que use Saiz de Carlos; y eso que los platos, aunque uso monóculo, más que deglutirlos, he de adivinarlos...Esto no es hipérbole, ni es epifonema, ni audaz pleonasmo, sarcasmo ni exceso: ayer me sirvieron un huevo sin yema, y luego, de postre, dos ojos de queso...¡Y encima me envidian!... ¡Si como judias, algunos amigos claman y alborotan!...(No adivino cómo, mas los pocos días que como judías, todos me lo notanl..." (Buen Humor, 23/12/1923)


          Cristobal de Castro, buen cliente de Próculo, le escribe a Luis Bello, el amigo de Lorca y Buñuel.
"Querido. fraternal Luis: Cuando, hace veintitantos años, comíamos, por ochenta céntimos, en Casa de Próculo—o no comíamos, por no tener ni los ochenta céntimos-, ya era usted el espíritu más templado, la voluntad más perseverante de la pléyade... ¡Cómo han de sorprenderme, pues, sus triunfos de ahora? [...]. Un abrazo, a través de Próculo,"..(La Libertad, 4/4/1928)

            Los taberneros siempre han tenido fama de bautizar el vino;. ya en el Siglo de Oro Lope de Vega  se mete con los taberneros madrileños cuando le comenta a Madrid las nuevas  fuentes que ponen en la ciudad
Aunque para ser eternas
agua en conductos traéis,
por más fuentes que labréis,
más tenéis en las tabernas.
Porque sin ser muchos los daños
del medir los taberneros,
más agua tienen los cueros
que los bronces de los caños

            Según  Gerardo de Alvear, en "El Madrid de mis recuerdos",  también Proculo ejercía de cura. Así nos relata su visita a la taberna "Fui una noche a cenar a la taberna de Próculo, muy cerca del Teatro Real. allí solían tomar chatos de manzanilla o vasos de Valdepeñas, tinto o blanco, que  el tabernero había bautizado como moderno Bautista, algunas coristas y algún que otro partiquino de escasa categoría que rebañaba un plato de judías con chorizo, al tiempo que muchos melómanos de los del paraíso comían y bebían según sus posibilidades mas bien escasas"

             Javier Rioyo, en su libro "Madrid, casas de lenocinio, holganza y mal vivir"  hablando de Julio Romero de Torres, cita  a unos cuantos clientes de Próculo:  "Empezó comiendo (Romero de Torres) [...] en la taberna de "Próculo" muy cerca del Teatro Real; en aquellas mesas de cinc, donde  por una peseta y diez céntimos se ponían morados Valle, Zamacois, Ricardo Baroja, Penagos y toda una pandilla que no hacía ascos al Valdepeñas"

Al final de la calle Santa Clara estaba  la taberna de Próculo (Foto de A. Pasies)
            Finalizamos esta entrada  con la nostalgia del adiós a tres tabernas, próximas al Teatro Real, que, al menos en el primer tercio del siglo XX,  fueron centro de la vida madrileña y de las que hoy solo nos queda el recuerdo -de dos de ellas no hemos encontrado ningún testimonio gráfico-.Estas ya las hemos perdido; pero todavía podemos tomar un chato bien conversado en  las que aún están vivas,  algunas  de ellas de gran interés. Sea

BIBLIOGRAFÍA.-
Además de las obras citadas hemos consultado:
- Hemeroteca Nacional
-Archivo histórico Nacional


sábado, 8 de marzo de 2014

TABERNA LA CRUZADA


TABERNA LA CRUZADA

               A la entrada de la calle de la Cruzada, junto a la plaza de Santiago, en el número 1, estuvo durante más de siglo y medio una famosa taberna con parroquianos muy ilustres, incluso algún que otro rey; La Cruzada se llamaba el establecimiento y, según rezaba el rótulo de su fachada, fue fundada nada menos que en 1827 por un aguador de la calle Mayor apellidado García Posadas. En 1861 está a nombre de Carlos García; en 1900  su propietario era Andrés García que además de tabernero era cosechador y en 1911 Eugenia García; probablemente  todos ellos  descendientes del aguador. En los años 20 y 30 del pasado siglo el tabernero es  Lucio Sanz; posteriormente se hace cargo del establecimiento Tiburcio Alonso hasta su cierre definitivo en 1975.
El Heraldo (25/11/1890)

               Anteriormente, entre 1823 y 1830, tenemos noticia de una taberna en la misma calle pero sin localizar, cosa comprensible pues la numeración  de las casas como la conocemos ahora es de 1835; su propietario era Paco Trigo y, puesto que en la calle de la Cruzada no encontramos ninguna taberna más en esa época, es muy probable  que nos estemos refiriendo a la misma con lo que la fecha de 1827 se queda corta.

Exterior de La Cruzada  a principio del S-XX
                                           

Versión naïf de la foto anterior



         
                  Manuel Montero Vallejo nos habla de los parroquianos y del ambiente de la tasca que fue "cita durante siglo y medio de aguadores, alabarderos, políticos, intelectuales y literatos, con sus diminutos y  entarimados salones que entorno a la frasca de mostagán y a manjares enemistados con la úlcera acogieron desde los días románticos a inolvidables tertulias, conservaba como oro en paño y máximo galardón la copa en que, según la tradición, trasegó más de una vez su limpia de aguardiente el castizo don Alfonso XII"

               Efectivamente,  siempre se dijo que Alfonso XII , para librarse de sus tribulaciones y poder sobrellevar  mejor sus lutos, se escapaba del Palacio Real para, de forma anónima, tomar un trago y charlar con los parroquiano de La Cruzada. Hasta el cierre de la taberna se conservaban algunas copas que, según Tiburcio, el Rey regaló a García Posadas.

Esta es la copa  reservada para Alfonso XII

Otros clientes  de relieve fueron el general Primo de Rivera, muy asiduo y a veces acompañado de su hijo José Antonio compartiendo local con Prieto, Largo Caballero y el alcalde de Madrid  Pedro Rico.
Por aquí pasó toda la Generación del 98: Azorín, Valle-Inclán, Baroja y Maeztu.
El torero Vicente Pastor y el pintor Ignacio Zuloaga, que no se perdía taberna,  paraban  por  aquí a menudo, así cono Díaz Cañabate o Mingote.
A los poetas también les gustaba trasegar en esta tasca. A Eduardo Alonso se le puso un mosaico en su recuerdo cuando falleció. José García Nieto, Manuel Alcántara o el popular y autodidacta Manolito el Pollero hacían aquí sus tertulias poéticas. A uno de estos clientes poetas se deben estos versos en homenaje a la taberna. Primero nos habla de sus clientes:
A ella acuden escritores, 
van obreros, van señores,
van bellísimas doncellas
¡ Vive Dios que ellos y ellas
                                                                  son muy buenos bebedores!
y acaba con el piropo final:

Porque en toda la barriada,
ni en ningún barrio vecino, 
hay tasca tan delicada,
ni que tenga tan buen vino
como tiene La Cruzada

Exterior de la taberna en 1956. Foto Santos Yubero (ACM)


Precioso y antiquísimo mostrador de La Cruzada . Foto Santos Yubero, 1956 (ACM)

¿Qué es lo que se comía en La Cruzada. El periodista Rodríguez Alfaro no lo cuenta: "Aquí se tomaba lechón al horno, cordero con patatas, tortilla a la española, sopas de ajo y vino de Valdepeñas escanciado en jarras de Talavera. Era el más típico de los rincones para el entusiasta en hallar escondrijos acogedores.. El servicio siempre era diligente, y el agasajo, pródigo"
Volvamos al poeta:

Qué callos más  exquisitos,
que bueno el cordero asado;
como está el jamón curado
con un par de huevos fritos;
qué rico el lomo adobado.


Perico Chicote "medidor" en La Cruzada. Foto Santosa yubero, 1956 (ACM)


Interior de La Cruzada. Tiburcio  desmantelándola antes de su cierre definitivo en 1975

Tiburcio Alonso en la puerta de La Cruzada poco antes de su desaparición en 1975




Fotograma de la película "El último Caballo" en la que aparece "La Cruzada"
Calle de la Cruzada en los anos 60. Al fondo a la derecha estaba la taberna

   

Calle de la Cruzada: a la izquierda estaba nuestra taberna (Foto del Autor

               Esta taberna  está citada en el libro de Luis Romero "Las tabernas de España", en el de Luis Agromayor "Las tabernas de Madrid". También José Luis Sampedro  habla de ella en "Octubre, Octubre": "taberna modelo, La Cruzada, eterna en mi recuerdo, achicando a los cafés morunos  y a los bistrots y los pubs  (...)  ¡el sabor de mi infancia!". Las migas con tropezones costaban veinte pesetas. "Me metió en el cuartito  a la derecha, con sus azulejos  (...)  buen vino de Noblejas, don Luis...¡Que le aproveche!"

               Como curiosidad,  veamos dos noticias que aparecen en la prensa, de sucesos acaecidos en "La Cruzada" y un anuncio del local  en los días mas trágicos  del asedio de Madrid en  plena Guerra Civil

Monedero falso
               Al intentar pasar una moneda de dos pesetas, falsa, en la taberna de la calle de la Cruzada, 1, fue detenido por el guardia ciclista 1.866, Ramón Alvarez García, que habita en la Cuesta de Javalquito, 3. (El Globo, 20/2/1923)

Por una mala jugada
               En una taberna establecida en la calle de la Cruzada, número 1, se hallaban anoche jugando a las cartas Juan Jiménez Cabezas, de sesenta y tres años, domiciliado en la plaza de Santiago, núm. 2, y Mariano Jiménez, de veinticuatro.Una mala jugada originó una violenta discusión, que degeneró en riña. De ella resultó herido Juan con lesiones de pronostico reservado (La Libertad , 18-5-1929).


               Con la desaparición de la taberna de la calle la Cruzada, con el mismo nombre y con algunos recuerdos de la anterior, como sus mesas redondas y taburetes, se abre un nuevo local muy próximo al anterior, en la calle de la Amnistía.
Antiguo rótulo de la vieja taberna  trasladado a la nueva de la C/. Amnistía



La Cruzada en su nuevo emplazamiento   (Foto Cecilia- Pasies, 1985)




La nueva Cruzada en la actualidad  (Foto dondeviajamos.com)


Interior de la nueva Cruzada  Arriba al fondo el rótulo de la antigua taberna (Foto Offerum.com)



BIBLIOGRAFÍA.-

Hemeroteca Nacional
Anuarios (varios años)
Varios periódicos
Agradecimiento a los regidores de  la nueva Cruzada  de la calle Amnistía por su colaboración



lunes, 20 de enero de 2014

BODEGAS ALFARO




BODEGAS ALFARO


               En torno a 1918 llega a Madrid, procedente del pueblo soriano de Villar de Maya, Manuel Alfaro Lería nacido en 1899. Antes que Manuel, y desde el mismo pueblo,  vino Saturnino Casas quien abrió varias bodegas por la zona de San Francisco el Grande: en el nº 6 duplicado (actual número 8) de la Carrera de San Francisco, en el nº 23 de la calle Ventosa y en el nº 24 de la calle Humilladero. En la primera de estas, la de la Carrera, fue donde empezó a trabajar el joven Alfaro.

               Saturnino Casas inaugura en 1923 las Bodegas Casas del número 23 de la avenida Ciudad de Barcelona, bodega que aún existe y está  regentada por Gregorio, el nieto de Saturnino. Al abrir esta bodega se va desprendiendo de las tres  antes apuntadas. Hacia 1924 Manuel Alfaro, ya casado con Hilaria, le compra a Saturnino la bodega de San Francisco. En ella permanecen muchos años hasta que, en torno a 1960, la venden a Policarpio Díez ,"Poli", personaje entrañable y castizo, que trasforma la bodega en un bar del que recordamos sus célebres navajas a la plancha. Tras su muerte prematura y, después de un periodo en el que estuvo al frente una hija, venden el local  y  ahora es  una taberna moderna.


Bodegas Casas en la Carrera de San Francisco hacia 1922.
A  la izquierda Manuel Alfaro Lería (Foto cedida por Manuel Alfaro García)

Bodega de la Carrera de San Francisco hacia 1922. En primer plano y en horizontal, Manuel Alfaro Lería; detrás, con sombrero, su mujer.  ¡Y el vino a 50 cmts!.(Foto cedida por Manuel Alfaro García)


 Muy elegantes, Manuel Alfaro García y una de sus hermanas, frente a la bodega
de la Carrera hacia  1960 (Foto cedida por  Manuel )

               Del matrimonio de Mamuel e Hilaria nacen cuatros hijos: dos chicas, que se independizaron profesionalmente, y dos chicos, Pablo y Manolo, que serán los continuadores del negocio del padre.

               Pocos años después de comprar la  bodega de la Carrera, Alfaro amplia el negocio adquiriendo otra bodega, que ya existía desde 1911, en el número 84 de la calle Amparo.

               Alfaro coge esta bodega hacia 1925.  En 1946 entra como empleado José Rico procedente de del pueblo soriano de Diustes próximo a Villar de Maya, el pueblo de los  Alfaro. Con sólo 16 años, hace de comodín  trabajando en cualquiera de las tres tabernas de  Manuel Alfaro. En 1967 pasa a ser encargado de la de la calle Amparo adquiriéndola en propiedad en 1985.

Bodegas Alfaro en el nº 84 de la calle Amparo  hacía 1960  (Foto cedida por José Rico)
               Esta taberna tiene una cueva con grandes tinajas donde se almacenaba el vino antes de subirlo a las cubas que aún hay detrás del mostrador. Según José, en los años sesenta se vendían 60 arrobas de vino (casi mil litros)  a la semana.
               José ya esta jubilado y al frente de la bodega están su hijo del mismo nombre y la esposa de este, Carmen, quienes, además de simpatía,  nos ofrecen   buenas conservas a precios muy razonables, así como deliciosas raciones y aperitivos que, cocinados por manos expertas  en Getafe, llegan a la calle Amparo con todo su sabor. Además de la ensaladilla, los boquerones en vinagre y el pisto manchego, podemos probar algo un poco más sofisticado como  las albóndigas en salsa de puerro, el pollo en salsa de azafrán, el bacalao ahumado con piquillos y las potentes patatas sorianas. Todos estos manjares los podemos regar con cerveza, vinito o el clásico vermut de grifo.
José y una clienta bien "peiná" en la bodega de calle .Amparo (Foto cedida por José Rico)


Bodegas Alfaro  en los años 70 (Foto cedida por José Rico)


Raciones a precios competitivos y la radio que,durante décadas,ha sido  testigo
no mudo del devenir de esta bodega (aún funciona). (Foto de A. Pasies)

Pequeña cuba "estilo velazqueño" en la que se guarda
el delicioso vermut de grifo (Foto de A. Pasies)

    

               Finalmente, en 1929 alquila Alfaro  a Manuel Nieto la bodega de la calle del  Ave María, 10 (realmente es calle del Olmo, 25) por doscientas pesetas al mes.
               A causa del incendio de un contenedor, el fuego se propagó  a las maderas de la fachada de la bodega quedando después del arreglo con el aspecto actual.


Acpecto actual de las Bodegas Alfaro de la C/.Amparo (Foto del autor)
               Esta bodega ya existía  en 1909, como venta de vinos al por mayor, a nombre de Isidoro Villalobos. Antes de alquilarla Alfaro la regentaba Fulguencio Carretero propietario de otra taberna a la entrada de la calle Magdalena, en la acera de los impares. En la última reforma de 1997 debajo de los rótulos de Alfaro apareció el nombre de Carretero.

               Así como Pablo estuvo más en la bodega de la calle Amparo, Manolo trabajo  prácticamente siempre en esta del Ave María hasta su jubilación en 1997. Los antiguos clientes aún recordamos unas anchoas soberbias que le traían desde Santander y unos berberechos enormes que daba ¡de aperitivo!.

             Al jubilarse Manolo, y después de una reforma, se hicieron cargo de la taberna tres socios quedando ahora el local en manos de dos de ellos: Miguel y Ángel.

               Con una cerveza bien tirada, vermut  y una  interesante oferta de vinos, podemos acompañar  la gran variedad de conservas de calidad, las anchoas y el salmorejo cuando se acerca el verano..
Bodegas Alfaro  en la calle del Ave María hacia 1960 (Foto cedida por Manuel Alfaro)




Los hermanos Manuel y Pablo Alfaro en la bodega de la calle  del  Ave María. A la derecha la preciosa grifería de cinco caños ya desaparecida  (Foto cedida por Manuel Alfaro García)









Artística fotografía de Manuel Alfaro en su bodega de Ave María  (Foto cedida por Manuel Alfaro)
Bodegas Alfaro en la actualidad  (Foto de T. Cecilia)

Interior de Bodegas Alfaro (Foto de T. Cecilia)
          De la familia Alfaro no  solo Manuel  fue tabernero ya que, entre hermanos, cuñados y primos, llegaron a regentar nueve Bodegas Alfaro. Además de las tres ya mencionadas de Manuel , su hermano Galo tenía  tres en la calle Francisco Silvela, una de ellas en el número 69. Dos primos de Manuel, Hilario y José Munilla, se establecieron en la calle Viriato número 11 y en el paseo de Extremadura número 140 respectivamente. Por último, Teodoro abrió otra en el número 146 de la calle Santa Engracia, entonces esquina a Maudes.


AGRADECIMIENTOS.-

Esta entrada del blog no hubiese sido posible sin la imprescindible colaboración de.
-- Manuel Alfaro García (Manolo)
-- José Rico (Pepe), su hijo y Carmen, de la calle Amparo
-- Miguel, de la calle del Ave María.

viernes, 29 de noviembre de 2013

CASA ELADIO

          LA TABERNA "CASA ELADIO"

     En 1861, en el nº 4 de la calle Independencia, había una tabernita a nombre de  Julián Alonso; en 1880 su propietaria era Dorotea Biendicho y en 1896 el tabernero era Eladio Leirana quien la hizo famosa con el nombre de "Casa Eladio". Todos estos datos están sacados de los Anuarios, pero en "El Imparcial" del 4/12/1895 se habla de una aportación a la suscripción Cariñana de la "Tienda de vinos, Independencia, 4 Sres. D. Eladio Leirana, 50". Por tanto, la taberna de Eladio existía al menos desde 1895.

Sentado sin delantal Eladio Leirana Montes y, con toda probabilidad, detrás de la barra Eladio, el fundador de la dinastía.
Foto de los años 30 cedida por Lourdes Leirana biznieta del fundador 

            
   En "El Heraldo" del 1/7/1900 dan la noticia del asesinato, en la calle Independencia, de un músico del Teatro Real  al salir de la taberna de Eladio en donde, después de jugar a las cartas, se entabló una discusión sobre quien pagaba unos pájaros. En el sumario el tabernero Eladio Leirana manifestó "que los vio disputar por la cuestión de los pájaros, y que los echó fuera porque eran las dos de la mañana". Esta noticia nos da idea del horario de cierre del local.

Eladio Leirana hijo en la puerta de la taberna h-1960. Foto proporcionada por su nieta Lourdes Leirana



 La taberna "Casa Eladio" ocupaba los huecos que vemos en la foto pasado el portal (Foto del autor)

               José Alfonso, en su libro sobre el cuplé, nos habla así de la taberna de Eladio:
              “Se hallaba sita en las cercanías del Real. Y se hizo una tasca de leyenda. A ella acudían, en los entreactos y al terminar las funciones, los personajes más encopetados de Madrid. Y los cantantes más famosos. Era curioso contemplar a los varones de flamante etiqueta y a las damas con sus envases fastuosos y lujosas joyas sentados, ante rústicas mesas de pino. ¡y sin manteles!.                Los platos más típicos de la tasca eran los huevos fritos con tomate y las judías con chorizo. Valían cada uno seis reales. Y lo mismo daba que se los embutiera un conde que un tramoyista.
          El popular Eladio era un hombre sincero, pintoresco y brusco. Por sus relaciones empingorotadas tenía en las alturas más influencia que un ministro. En sus bastas mesitas de pino, jamás había manteles ni servilletas. Las servilletas, decía Eladio, eran prendas de mujeres. ¡Pero es que ni hasta las señoras se las ponía!. A Titta Rufo que iba una noche con unos amigos y se las pidió, levantando su vozarrón porque Eladio no se las traía, le dijo Eladio:
                -¡No grite que no se las traigo!. Y a usted, menos que a ninguno. ¡Vergüenza debería darle a un hombre tan macho como usted el pedirlas!.
                  Cuentan que el inmenso barítono, comprensivo, reía ante la salida del tabernero. Eladio trataba con gran confianza a todos estos personajes. Otra noche entró en el local a toda prisa, pidiendo un par de huevos fritos, el director de orquesta. Estaban representando Parsifal . Fue en un entreacto y el hombre llevaba los minutos medidos. Porque Eladio tardaba en servirle, el músico le apremió un poco descompuesto. Y el inolvidable Eladio no pudo contenerse. Se entufó y le dijo:
                -¡A ver si usted cree que freír bien un par de huevos es tan fácil como dirigir el Parsifal

               Los protagonistas de esta anécdota varían según quien la cuenta. Hay quién cambia a Titto Rufo por el maestro Guarnerio y  Tomás Borrás pone a Rabl dirigiendo  Tristán e Iseo. Este autor define a Eladio como “pausado, pocas palabras, calculador a ojo, fiador de bohemios. Los cuales empezaron a frecuentar la tasca de Eladio, como el cafetín del manco, y a hablar de su munificencia, baratura y familiaridad hasta hacerlo famoso. Eladio aclamado en las conversaciones, y a la hora de no pagar la cuenta.”
               Al hablar de su cocina dice que “guisaba primorosamente en casa de Eladio; sus viandas sabían con sabor casero, sustancioso, llenante, tan lejos del sabor de restaurante, desangelado y sin rechupete”
               A la hora de hacer la cuenta “se acercaba, al llamarle para liquidar la dolorosa a la mesa sin manteles, echaba un vistazo a los rebañados y fijaba:
                - Diecisiete con quince
               - Pero Eladio, si hemos tomado tres de pollo, dos de mero en salsa, requesón y ciruelas y dos de vino con seltz.
            - Diecisiete con quince.
              La aritmética de Eladio era irrefutable. Otras veces se excedía si antes se quedaba cortísimo.
                -Veintiuna.
                -¿Cómo veintiuna, si sólo he tomado sopa de ajo sin huevo?
                -Veintiuna    
                -Se endurecía el rostro, cerraba los puños, apretaba las mandíbula
                 -Veintiuna
               ¿Cómo calculaba?. No se sabe. ¿Decía una buena cantidad al tun-tún?. ¿Dividía entre las mesas el total de lo que deseaba ingresar en la jornada?."

               Díaz-Cañabate nos  cuenta como Casa Eladio se puso de moda: "de pronto, un buen día, unos señoritos entran a comer en una taberna situada en la calle de la Independencia, frente al Teatro Real. Su dueño se llama Eladio Leirana. Es una tabernita muy pequeña. Apenas cinco o seis mesas. ¿Por qué entraron esos señoritos a comer allí? ¿Les impulsó ese azar misterioso que se entretiene en regir y modificar las costumbres, o fue sencillamente que tenían hambre, pasaban cerca y uno de ellos tuvo la intuición de que allí se comía mejor que en su casa, las mismas cosas que en su casa por muy poco dinero?. Sea de ello lo que quiera, el caso es que estos señoritos se lo dijeron a otros, que se corrió la voz y que se puso de moda el comer en casa de Eladio."


               Nuestra taberna era muy frecuentada por periodistas sobre todo por los que cubrían los eventos del Real. Allí se reúnen en 1924 los de "La Voz" para celebrar un estreno.
           "Los redactores de esta casa  se reunieron anoche para agasajar a los autores de "Flandorfer, el único", en fiesta de cordialidad y compañerismo.[...]   Fue una reunión íntima, sin anuncios ni comisión organizadora; agradabilísima y alegre. Por querer que fuese también pintoresca, se hizo en la Casa Eladio; Casa cuyo recuerdo raro será el periodista que no sienta unido a alguna época de su existencia. Y anoche Eladio se lució. Hay comidas mejores aún que aquellas en que no hay discursos ni brindis; y son aquellas en que todos discursean y brindan a la vez. A este género perteneció la de anoche." ("La Voz" 15/12/1924)

              En 1925 se anuncia el cierre del Teatro Real y "La Esfera"  (21/11/1925) muestra su preocupación por la disminución de clientela en los comercios de alrededor a causa de ese cierre.
         "El mismo comercio de los alrededores padecerá con esa suspensión. Por ejemplo: esos albergues para la manducación, tan alegres y tan bohemios,como la casa de Eladio y la de Porrulo, (se debe referir a Próculo) ¿qué les pasaría sin sus grandes cantantes, que de vez en cuando huelen y se lanzan sobre la cazuela espesa que alegró su juventud, y sin todos los aficionados que se citan allí a las ocho y media para subir después los mil peldaños que llevan al paraíso"    

             Hablando de un restaurante al que va Oscar Espla, "Artemio Precioso" hace esta comparación con Casa Eladio
           "Por la familiaridad que se toma, recuerda algo a la Casa Eladio, de Madrid, aunque aquí hay manteles y servilletas, y en casa de Eladio sólo hay mal humor y buenos platos, sabrosos; pero dados como haciendo un gran favor." (“Muchas Gracias” 16/1/1926)

              En  mayo 1928 parece que temperatura de Madrid,  sin hacer caso del Calendario Zaragozano, es más fría de lo normal lo que altera la vida de la ciudad. La revista satírica "Gutierrez" lo comenta  con mucha gracia así:
       "Se han suspendido en lo que va de temporada seis, siete u ocho funciones taurinas; las flores que, confiando en el Zaragozano, abrieron sus corolas, las  han  vuelto a cerrar en  espera  de  que vengan tiempos mejores; las   mariposas, por tanto, en vez de libar  de  flor en  flor,  toman  judías blancas en casa de Eladio, y los poetas  ni cantan sus conocidos versos a la Primavera, ni siquiera podemos asegurar que coman judías" 

               El “Mundo Gráfico”  del 2/2/1927 publica esta crónica que , por su interés, publicamos íntegra.




               También en 1928  "Gutiérrez" publica este chiste que nos da idea de la fama que tenía la taberna de Eladio.
              --Caballero: acabo de llegar a Madrid y no conozco... ¿Podría usted decirme dónde podré comer por dos pesetas?
             —Si, señor; en "Casa de Eladio".
             —Muchas gracias...  Y ya que es usted tan amable, ¿querrá usted decirme en dónde podré encontrar las dos pesetas?
               Otras dos citas humorísticas de la taberna.

              Comer el cocido madrileño a casa de Eladio, que dice los menús con la velocidad de un autobólido ("Buen Humor" 28/9/1929)

              A las dos.—Comida en casa Eladio; los calamares estilográficos, la galena sonora, la carne en salsa, la carne con tomate y las carnestolendas.(Gutierrez” 24/12/1927)

               El famoso boxeador Paulino Uzcudum es  invitado por “La Voz” comer en Casa Eladio.
"A las ocho y veinticinco salíamos de la Granja, (del Henar) y a la media estábamos en casa de Eladio. Un éxito de guisos y otro de manera de vocearlos: las del ruido, las sardinas con gabardina, los corceles del Cantábrico, la carne en salsa, la carne...stolendas, los sesos rebozados, los se-sospecha, los se-sostiene, el tocayo, el queso de aviación, etc., etc. Mis invitados comieron admirablemente.Y además se volcaron de risa. (“La Voz” 5/10/1932)

               El escritor Julio Camba va al Congreso "y allí me encontré a todos mis amigos: los del Ateneo, los del café Regina, los de las cervecerías de la plaza de Santa Ana, los del Buffet Italiano y hasta los de casa de Eladio, la pintoresca tabemilla de junto al teatro Real. Todos eran diputados, naturalmente, y aquello parecía un tren botijo." (“El Sol” 31/10/1933)

                  En 1934 la prensa critica  las comilonas , en restaurantes de lujo de los políticos:
               "Y en Lhardy comen juntos con el señor Lerroux, el presidente de la Generalidad, Guerra del Río y Estadella...Habrán ustedes observado que a estos demagogos no se les ocurre jamás ir a comer a casa de Eladio." (“El Siglo futuro” 26/2/1934)

              A la taberna de Eladio la vemos citada en muchos autores y periódicos: Arturo Barea en "Forja de un Rebelde",  José Luis Sampedro en "Octubre, Octubre",  Juan Antonio Cabezas en su "Madrid", Luis Romero en "Libro de las tabernas de España" Alabada por la mayoría, sin embargo, otros autores le dan a nuestra taberna una categoría ínfima como Cansinos Assens en sus "Memorias de un literato" ("tabernas inmundas como la del Barbas  o Eladio") o  José López Ruiz en "Aquel Madrid del cuplé" que dice que "por debajo -en categoría- de la casa de la Concha, y también visitadas por aquella divina cochambre, estaban las tabernas del Barbas y Eladio"

               En una entrevista que  le hicieron a Antonio Terán, dependiente de Casa Eladio durante años, cuenta  la cantidad de gente famosa que pasó por la taberna. Entre los artistas cita a Miguel Fleta que iba a comer carne en salsa, Imperio Argentina, Carlos Gardel, los maestros Villa y Arbós, Loreto Prado y Enrique Chicote y la popular Chelito que, para conservar la linea, solía tomar un consomé y un filetito a la plancha. Los compositores Vives y Bretón eran asimismo  clientes de la taberna.

               También acudían deportistas como Santiago Bernabeu, Ricardo Zamora , el boxeador Uzcudum y los ciclistas Fermín y Vicente Trueba; militares como Sanjurjo, Ramón Franco, y Ruíz de Alda.

               Según Terán el local se abría a las ocho de la mañana hasta las doce de la noche, aunque, por lo visto anteriormente, la hora de cierre debía ser  un poco elástica.

              Como curiosidad, veamos los precios de algunos platos en 1925:  Judías, 0,50; huevos fritos, 0,90; ternera, 1,50 y cocido, 0,75.

          Eladio Leirana estaba casado con Manuela Montes, espléndida cocinera, y tuvieron 6 hijos. Durante la Guerra Civil la taberna  fue requisada y medio destrozada. En 1838, fallece Eladio y, pasada la  contienda y arreglados los desperfectos, en 1942 reabre la taberna Eladio Leirana Montes, hijo del fundador, que muere en 1962. Antes de su muerte  su hijo Juan Manuel Leirana Vargas  no acepta las condiciones que le pone el padre para hacerse cargo de la taberna y esta es traspasada perdiendo toda la relación con la familia Leirana.. Juan Manuel se va a Alemania en 1963 volviendo al año siguiente y siendo durante muchos años maitre de los mejores hoteles madrileños ¡paradojas de la vida!. Muere en 2010.

           .Según información de Antonio Iraizoz, la taberna, con otros dueños (parece que el nuevo dueño se llamaba Pepe)  y con el nombre de "Restaurante Real, antigua Casa Eladio",  siguió  durante muchos años.  hasta que se rehabilitó la finca a mediados de los ochenta. Ahora el local forma parte de la trasera del  restaurante de una cadena americana.

Casa Marta antes de verano de 2013 (Foto I. Medina)

                En 1929 Eladio amplia el negocio cogiendo otra taberna en la calle Santa Clara nº 10, aunque en los Anuarios aparece  como propietario, entre 1930 y 1943, su yerno Luis Duce casado con Isabel, una de las hijas de Eladio.. Anteriormente, este local era una taberna muy pequeña ocupando sólo la habitación de la entrada,, pues dentro era la vivienda del tabernero que se llamaba Emilio Álvarez. Según se comentaba por el barrio, García Lorca  se reunía en esa tabernita con amigos.

               En 1943 esta taberna pasa a manos de otro hijo de Eladio, Emilio, con el nombre de "Casa Emilio". Como curiosidad, diremos que, al quedarse Emilio viudo de Carmen,  forma pareja con Gloria,  una hija de Próculo, otro tabernero famoso y  cuya taberna estaba enfrente, en Santa Clara, 7. Esta pareja no está mucho tiempo al frente de la taberna, que cambia de propietario y hacía 1950 pasa a llamarse "Casa Marta" siendo ya, mas que taberna, una casa de comidas. En 1970 se hace cargo  María Dolores San Román, antigua cocinera del local. Con el nombre de "Casa Marta"  se mantiene hasta  el último mes de agosto cuando, su propietario desde 1989,  Antonio Roiloa, la traspasa. Ahora es un asador .


BIBLIOGRAFÍA:
José Alfonso: "El Madrid del cuplé"
Tomás Borrás: "Jacaranda de Madrid"
Antonio Díaz-Cañabate:"Historia de una taberna"
Anuario General de- Comercio... (Varios años)
Hemeroteca Nacional
AGRADECIMIENTOS:
 -- A Antonio Roiloa, último propietario de Casa Marta y gran conocedor del Barrio de Palacio
-- A Ignacio Leirana, biznieto de Eladio el fundador y nieto de Emilio y a Reyes Castillo, su mujer y también descendiente de taberneros. Ellos me han aclarado algunas dudas y,  gracias a su información, he introducido algunos cambios a la entrada original del blog.
-- A Lourdes Leirana, biznieta de Eladio y nieta de Eladio Leirana Montes, que con fotos, artículos y comentarios, me ha ayudado a completar esta entrada