jueves, 31 de octubre de 2013

TABERNA LA CONCHA Y CALLE ARLABÁN

LA TABERNA DE  LA CONCHA Y LA CALLE ARLABÁN

               Fue esta taberna una de las más famosas  de Madrid durante la primera mitad del pasado siglo.  Heredera de su vecina,  la taberna del Tío Lucas,  también en La Concha fueron muy populares sus judías. Punto de reunión de artistas, bohemios, crápulas y noctivagos; reuniones que no pocas veces acababan  en broncas, peleas y algún que otro navajazo.Clientes asiduos de esta tasca eran Joaquín Dicenta , Mariano de Cavia y Julio Camba.    

               Precisamente a causa de una pelea  "Anteanoche riñeron en la  calle de Arlabán dos individuos que poco antes, habían disputado en la taberna llamada de La Concha, establecida en dicha calle", que fue noticia en El Globo en 1900, sabemos que la taberna ya estaba abierta en ese año aunque pienso que, seguramente, ya existía en los últimos años del XIX.

               En 1904, con motivo de un asesinato La Esfera nos dice que el sospechoso busca coartada y dice que “La noche de autos estuvo con Bernardo en la taberna de Amando en la calle de Lope de Vega; que allí dejó al mozo y él se fue al café del Prado; de allí al de Zaragoza, y de éste al Oriental, pasando por la taberna-restanrant de la Concha, en la calle de Arlabán". No sabemos si el hombre era culpable pero de lo que podemos estas seguros es de que le iba la "marcha"

               La taberna de Amando Varela estaba en el nº 22 (actual nº 20) de  la calle Lope de Vega esquina a la costanilla de las Trinitarias, el café del Prado en la calle de este nombre esquina a la C/. del León, el de Zaragoza estaba en la C/. Atocha esquina  también a la C/.del León y el Oriental en la Puerta del Sol entre las calles Preciados y Carmen.

               Por cierto, Dicenta parece que escribió en esta tasca , entre chato y chato, algunas escenas de su Juan José . Si no tenía dinero para cuartillas, escribía sobre papel de envolver. Curiosamente, una vez terminada la obra, se leyó por vez primera en  el Café Inglés que estaba enfrente de La Concha. Cuando se estrenó la obra, Mariano de Cavia le dijo a Dicenta:
               - La obra está muy bien porque la has vivido y la has bebido

                La taberna estaba en el nº 2 de la calle Arlabán, que hasta 1882 se llamó calle   (o callejón) de los Gitanos. El nombre actual se debe a la batalla de Arlabán de Salinas  en Álava donde en 1835 las tropas cristinas vencieron a los carlistas. Era una calle trasera y estrecha llena de maleantes y busconas hasta su remodelación. Según Répide no podía ser utilizada  para el paso de carruajes y "presenta un especial aspecto por los colmados en ella establecidos y la vecindad de la torería ambulante en su embocadura de la calle Sevilla" Así la ve  el Heraldo en 1928:

             "He aquí el antiguo callejón de Gitanos. Ayer—un ayer muy remoto—cobijo de la fauna más dramática, más tenebrosa, a la vez que pintoresca, del Madrid de 1800. Después, desde mediados de siglo hasta los aledaños de nuestros días, refugio de toreros, de comisos y de vendedores de industrias eutrapélicas. Desde entonces transformada en calle de Arlabán, a pesar de esto, el antiguo callejón de Gitanos, frente a unas vías como la de Sevilla, como la de Nicolás María Rivero (así se llamó la C/. Cedaceros desde 1895 a 1943), de indudable marchamo europeo, presentaba un agudo contraste, por su reducida calzada, la humildad de sus edificaciones y la poca limpieza de que siempre fue favorecida. Aquel recodo del Suizo, bolsa y senado de la tauromaquia, es inolvidable para muchas imaginaciones. La calle de Arlaban, hasta la posguerra, en que se vio turbada por las edificaciones del Banco de Bilbao y del teatro Alkazar, fue un rincón de brillante casticismo. La taberna de La Concha, que figura en tantas páginas de nuestra historia contemporánea, era el corazón de este trozo de Madrid; enfrente, el despacho de la plaza de toros fingía como una lonja de la sensibilidad nacional, y para que no la faltase nada, un café de camareras—ese burdo oasis de la galantería celtíbera—ponía con su pianola un murmullo placentero a todos los instantes. Sin embargo, ni aun así el progreso de la corte ha permitido que subsistiera. Cayó el café Suizo para trocarse en una finca de aire americano, y desde entonces lo tradicional fue menguando. Hoy la calle de Arlaban se ha convertido en esta hermosa vía, amplia, luminosa y limpia que es hermana digna de la de Sevilla, de la de Alcalá y de la de Nicolás María Rivero.



Calle Arlabán en 1928. La Concha estaba  entrando a la derecha  (Foto de La Esfera)
(El Heraldo  27/171928)

               En el mismo año de 1928 en La Esfera aparece un artículo de Julio Romano hablando de la calle Arlabán en términos parecidos al comentario anterior.

              "La calle de Arlaban fue en el siglo S-XVIII el callejón de los Gitanos.  Desde mediados del pasado siglo basta los umbrales de nuestros días, la callejuela de Arlabán—pues la categoría de calle la ha alcanzado hoy— fue refugio y atalaya de cómicos sin contrata, danzantes, sablistas, cantaores de lo fino, que sólo abrían su boca para pedir dinero, gente de la briba, intermediarios de asuntos más o menos honestos, flamencos, belitres y vendedores de baratijas, que hacían campo de sus maniobras el trozo de acera que partía desde el Café Inglés a la esquina del Suizo. La chusma de parásitos tenía allí su lonja, junto a la taberna de la Concha y el despacho de la plaza de toros era un tabuco de madera, en el que los días de corrida, junto al cartel policromo de la fiesta, se apelotonaba la afición, impidiendo el paso al transeúnte, que tenía que abrir una brecha a codazos entre la nube de vagos. Cayó el Suizo. Las calles de Sevilla y de Alcalá se embellecieron con modernísimas edificaciones de empaque europeo. Quedó rezagada y perdida entre las nuevas moles de cemento que se erguían junto a ella la calle de Arlabán, boquete donde pregonaban su humildad un puñado de casas vetustas. El derribo del edificio donde estaba instalado el Café Inglés, llenó de aire y de luz el castizo rincón y ha convertido al antiguo callejón de los Gitanos un una calle clara, luminosa y limpia."
(La Esfera 4/8/1928)

          El Café Inglés  estaba en la C/. Sevilla esquina con Arlabán nº 1; ya existía en 1873 y era un lugar muy frecuentado por toreros y disponía de varios reservados para encuentros íntimos. Se daban también muchos banquetes de homenaje  e incluso bodas como la del torero Manuel Mejías "El Papa Negro", fundador de la dinastía de los Bienvenida celebrada en 1911. Según Ángel del Río en su libro "Los viejos cafés de Madrid",  en 1905 el Real Madrid celebró su primera victoria en la Copa del Rey frente al  Athletic de Bilbao. En 1923 aún estaba abierto pero en 1927 ya había desaparecido.
Calle Sevilla en 1895. A la derecha entrada a la C/. Arlabán y Café Inglés


       



Calle Sevilla hacia  1930. El edificio en obras  es donde estaba el Café Inglés. A la derecha la Carrera de San Jerónimo

               José Lòpez Ruíz nos dice que, en la época del cuplé, ( en torno a 1900-1930) por la noche, "en Madrid  se podía ir a muchos sitios. uno de los más acreditados era la casa de La  Concha, en la calle de Arlabán. Era dicha casa, una taberna famosa por sus sopas de ajos y por ofrecer unas apetitosas cenas de madrugada. Sopas y cenas famosas, además de por sí mismas, por el nombre y renombre de sus consumidores. Pero, además de lo gastronómico, en la casa de la Concha se podía gustar de lo venusiano, servido este plato por agradables alternantes. Ni que decir tiene que, con estos ingredientes, los más necesarios para el ser humano, el local siempre estaba ahíto de libertinos, cocotrices y señoritos juerguistas, a más de algún que otro aristócrata deseoso de mezclarse con lo decadente y, en cierto modo, popular. Por debajo -en categoría- de la casa de la Concha, y también visitadas por aquella divina cochambre, estaban las tabernas del Barbas y Eladio. Y, muy por encima de aquella, las de Próculo y Pascual".  
               Aunque en esa fecha hay varias tabernas  conocidas como  el Barbas, creo que se refiere a la de la calle de. San Andrés. Eladio estaba en la calle Independencia, Próculo en la de Santa Clara y Pascual en la  de la Luna. De algunas de estas  escribiremos en próximas entradas de este blog.

               Rafael Cansinos-Asséns nos hace este retrato, no muy benévolo, de la taberna.

               "Nos lleva el coche a la vieja y sucia taberna de la calle Arlabán, donde, a esa hora de la madrugada, pulula un público denso y promiscuo de pecadoras, toreros, pelotaris y periodistas. Las paredes están decoradas con litografías chillonas, ya desteñidas por el humo, de carteles de toros; el suelo, de madera, aparece salpicado de vino y gargajos, y en los rincones la aprensión quizá me hace ver cucarachas, que se remueven torpemente. Los camareros son sucios y groseros. No me explico, sino por un sentimiento masoquista, el placer que puedan tener estos hombres en frecuentar estos antros ni que vengan aquí a arreglarse el estómago, cuando todo lo que les rodea infunde náuseas"


               En La Busca de Pío Baroja un personaje “propuso que fueran a cenar los dos a casa de la Concha, en la calle de Arlaban"

               De esta taberna nos habla también Díaz-Cañabate en el ABC de 5/1/1975:

          “Bastantes años en las noches del 5 al 6 de enero nos reuníamos para cenar unos cuantos amigos en una taberna, ya desaparecida, sita en la calle Arlabán, llamada la Concha, donde servían unas judías a la bretona de toda excelencia. A más de las judías no embaulábamos buena porción de callos a la madrileña. La sobremesa se prolongaba lo suyo, animada por vinillo valdepeñero.

               ¿Hasta cuando permaneció abierta esa taberna?

               En los Anuarios de 1820-30 vemos  como propietaria  a Concepción Vázquez (Concha).En 1944 aparece un anuncio en el ABC  en el que se vende “Magnífico mostrador taberna, dos servicios. Arlabán,. La Concha”. El mostrador que de vendía no sería el de la propia taberna  pues, años más tarde, en 1952, vemos también en el ABC, que en un sorteo del Anís del Mono,  le corresponde a “La Concha, Arlabán, 2 como premio un par de medias Vilma negras Nylon Dupont". ¡Que elegante iría doña Concha!.
(ABC-29/11/1952)
               Aunque más moderno, otro establecimiento muy conocido de la calle Arlabán fue El Cortijo, medio taberna medio colmado andaluz, que ya existía en 1930 en el nº 13 antiguo y en el 9 moderno. Debió heredar el despacho de billetes para los toros que había en la calle pues así aparece en un anuncio de 1967. Desapareció a finales e los  70 sustituido por una cafetería.     


El Cortijo taberna-colmao en Arlabán


              Otro establecimiento muy conocido no solo en el barrio sino en todo Madrid fue el de la perfumería Álvarez Gómez  que se establece en  la C/. Sevilla esquina con Arlabán en 1899. como vemos en las fotografías siguientes, era una tienda elegante y refinada.En el sótano se fabricaban los perfumes. .  Su lugar lo ocupa hoy un banco.




Exterior de Álvarez Gómez






Interior de Álvarez Gómez
Calle Arlabán en la actualidad. A la derecha vemos la esquina donde estaba la perfumería Álvarez  Gómez    (A.Pasies)            






BIBLIOGRAFÍA.-
Cansinos Assens, Rafael. La novela de un literato Vol-I
López Ruiz, J. Aquel Madrid del Cuplé
Hemeroteca Nacional
Hemeroteca ABC
Agradecimiento a María R. Giménez por su colaboración






viernes, 27 de septiembre de 2013

TABERNAS EN EMBAJADORES

TABERNAS EN EMBAJADORES

               Vamos a hablar hoy de cuatro  tabernas: tres de la calle Embajadores, muy próximas entre sí  y que, desgraciadamente,  ya han desaparecido: "Casa García", "Aguardientes" y "Casa Paco", y de otra  que permanece abierta, en la calle Huerta del Bayo: Casa Zoilo. De las tres primeras, realmente, taberna, lo que se dice taberna, únicamente lo era "Casa Paco" con sus mesas y sus taburetes de pino. Las otras dos, sin sitio para sentarse,  eran más bien bodegas o despachos de vinos y licores que, además de servir chatos y copas, vendían a granel.

Casa García en 1985  (Foto de M. Cecilia-A. Pasies)

Interior de Casa García (Foto de T. Cecilia-A.Pasies)



                Bajando desde el Rastro, la primera que  encontrábamos era "Casa García" en la esquina con la calle Abades. Preguntando, en 1984, al  dueño por su antigüedad, da la fecha de 1929 en que era bodega, ultramarinos y frutería en el mismo local. En 1939 pasó a ser sólo taberna y en 1940 su propietario es Bernardo Barrio. Sin embargo, tenemos datos de una taberna en ese número de la calle nada menos que desde 1839.

Casa García  (Foto de Luis Agromayor)
               La fachada  estaba pintada de verde y dentro tenía un interesante mostrador de  zinc, con  azulejos en la parte frontal y con dos surtidores antiguos. También el zócalo estaba revestido de azulejos, todos de tonos azules. En las paredes se podían ver algunos anuncios muy antiguos  como : "Jerez especial para enfermos" o "Vino blanco ajerezado superior"


               Entre otros habían pasado por esta taberna Celia Gámez, Conchita Piquer y multitud de artistas que trabajaban el el cercano Teatro Pavón.
                  El lugar de esta taberna lo ocupa ahora (¡que raro!), un comercio chino

             Casi enfrente de Casa García, en el número 26 de la calle, en un edificio que fue propiedad y residencia del arquitecto Pedro de Ribera, estaba  la pequeña bodeguita  con su rótulo  claro y conciso: "Aguardientes" aunque en el barrio se la conocía por "Casa Valentín".
Aguardientes (Foto de T.Cecilia-A.Pasies de 1985)


          Según nos contó la dueña pocos años antes de cerrarse el local, su marido lo había heredado de su padre que murió en 1979 con 90 años y al pié del cañón. Este señor entró de aprendiz a los 12 años y vivía  en un cuartito de la trastienda. Posteriormente,  se casó con la doncella de la casa  haciéndose después cargo de la taberna.


Placa a Pedro de Ribera
       
   La propietaria nos dijo que este local se abrió en 1834. No dudamos del dato y menos sabiendo que aparece registrada ya en 1851. En 1880 estaba a nombre de Salvador Torre y en 1894 al de Manuel Celeiro. Posteriormente su dueño fue Santiago Malaria.





          Cuando nosotros conocimos la taberna  ya había sufrido varios cambios y ninguno bueno. Desapareció el mostrador de zinc con un frontal de cerámica realizado por Alfonso Romero, con escenas del Quijote ¡que pena que no quede ni rastro!. También quitaron un surtidor para la sidra muy bonito que estaba a la derecha del mostrador aunque, en sus últimos años,  le quedaba otro, este para la cerveza, precioso, rematado con un pequeño león. Se mantenía, en cambio, el techo pintado al fresco que, aunque muy ennegrecido, era interesante.. En la cueva tenía grandes tinajas.

Aguardientes, interior (Foto de T.Cecilia-A.Pasies)


               Si dejamos volar la imaginación, se cuenta que este edificio fue sede temporal de la Embajada  Inglesa cuando, a causa  de una epidemia, las embajadas se trasladaron a esta zona.

La puerta de la derecha  era la de "Aguardientes"  (Foto a. Pasies)
                  Ángeles Espinosa describía así  a esta taberna: "Sin azulejo, predomina en ella la madera y el cristal pintado en un bello conjunto  en el que el mostrador y la anaquelería son elementos importantes. Varias familias de madrileños han sabido conservarla  a lo largo de más de un centenar de años. Inmutable  ante el paso del tiempo la taberna de Embajadores nº 26 da la pincelada necesaria para que el turista deseoso de conocer el viejo Madrid, o el madrileño que gusta de perderse por sus calles, encuentre en ella el eslabón perdido que ligas la calle de hoy con su pasado". Desgraciadamente,  hace ya  más de veinte años que este eslabón desapareció.


                  En la misma acera, un poco más abajo, en el nº 36, estaba hasta los años 70 de pasado siglo "Casa Paco" de la  que tenemos datos desde 1847, fecha en la que está a nombre de Miguel García Quirós y que, después de varios propietarios,  en 1940 el tabernero se llamaba Francisco Cuadrado que supongo  sería el que le daba nombre al local.
Casa  Paco en 1957. No se  asusten, la cola es para la pescadería 

                 Cuando la visitamos en 1973 estaba muy bien conservada y con sus puertas rojas y el tabernero nos dijo que uno de sus más ilustres clientes había sido Carlos Arniches.

                  A esta taberna se debe referir Antonio Díaz-Cañabate cuando cuenta esta anécdota:
   "Estamos en una taberna de la calle de Embajadores. La merendola es regular. Sardinas arenques, longaniza y queso de Villalón. Por supuesto, una frasca de tinto. En torno a la mesa, el señor Fausto el broncista, Brígido el fontanero, Obdulio el encuadernador y un servidor de ustedes. nos estamos jugando la merienda al mus. Se trajela y se empina el codo en un descanso de la lucha. Y  se habla y dice el señor Fausto:
                
                  <<En esta misma mesa conocí a don Carlos [...] estábamos echando un mus ahí, en esa mesa y él estaba sentao en esta misma con otro caballero, muy atento a la partida, y, lo que pasa, que se enredó la cosa y charlamos.Y cuando se marchó, el señor Felipe el tasquero, el anterior dueño, nos dijo que era don Carlos Arniches. Desde entonces no me perdí estreno suyo>>"
Aquí estaba Casa Paco (Foto A. Pasies)


                  Luis Romero también habla de esta taberna y cuenta que un parroquiano  se mosqueó porque  el tabernero la comentó a Luis que el referido cliente frecuentaba  mucho las tabernas sin  aludir a que también "iba a misa  de nueve en el Carmen, todos los domingos y era buen cristiano". Borrachín si, pero en paz con Dios.
                   En el lugar donde estaba la taberna  hay ahora un "Hogar de mayores"
             Si el lector de estas lineas se siente apenado por no poder  tomar un chato en estas tascas desaparecidas, le diremos que puede hacerlo en "Casa Zoilo", una taberna cercana a las anteriores, con solera y  "viva"  todavía, que , aunque reformada por dentro, mantiene una fachada magnífica y unos bonitos anaqueles.
Casa  Zolio en la C/. Huerta del Bayo en 1985  (Foto de T. Cecilia-A. Pasies)


           De esta taberna sabemos que en 1880 pertenecía a José Hermida. Seguramente se abrió al construirse la casa en 1865. Era una especie de bodeguita mucho más pequeña de lo que es ahora. El establecimiento daba a la calle y dentro estaba la vivienda de los dueños. En 1911 estaba regentada   por Antonio Pérez y en 1930 por Mateo Sánchez  quien,  hacia 1940,  se la vende a Zoilo, que  la amplia quitando la vivienda en 1952 . Como curiosidad diremos que Mateo le dejó el reloj de pared que aun preside de la taberna. A Zoilo le sucede su sobrino Ángel quien, tras trabajar varios años en el establecimiento, en 1980 se hace cargo del mismo.
Interior de Casa  Zoilo   (Foto A. Pasies)

                  Esta taberna fue la sede de una de las peñas del barrio, que tanto proliferaban entonces, y lugar de encuentro de gente del Rastro y del mercado de San Fernando. Actualmente,  van muchos jóvenes a probar sus empanadillas, sus deliciosas patatas al ajillo y otras viandas elaboradas por la mujer de Ángel , regado todo con un buenísimo vermut de grifo, una cerveza o algún "riojilla " de calidad. .

Bibliografía.-

Ángeles Espinosa: Tabernas (Establecimientos  tradicionales madrileños, Tomo III)
Antonio Díaz-Cañabate: Tertulia y anécdotas
Luis Romero: Libro de las tabernas de España
Archivo Histórico Nacional
Anuario del comercio, la industria... (varios años)
Agradecimiento a Ángel, tabernero de Casa Zoilo y persona entrañable

martes, 23 de julio de 2013

TEODORO ARDEMANS, TABERNERO MADRILEÑO



TEODORO ARDEMANS, TABERNERO MADRILEÑO

          De padre alemán, el madrileño Teodoro Ardemans (1664-1726) tenía dos profesiones conocidas: las de  pintor  y arquitecto y otra no tan conocida: la de tabernero

          Como pintor  fue discípulo de Claudio Coello y con solo 19 años pinta el techo de la escalera del hospital de la Venerable Orden Tercera (V.O.T.). Es elegido Pintor de Cámara por  el rey Felipe V aunque el número de obras que nos ha dejado es escaso.
    
     Tuvo más importancia como arquitecto. En 1702 es nombrado Arquitecto Mayor y entre sus obras destacan el palacio de la Granja de San Ildefonso, la finalización de la Casa de la Villa de Madrid. Trabajó en la catedral de Granada y en las iglesias madrileñas de San Justo y Pastor y de San Millán, entre otras.
Fig. 1.- Ginés de Aguirre. Copia del autorretrato de Teodoro Ardemans (Museo de la RABA de San Fernando)



          En 1719 publica sus famosas Ordenanzas que, con el tiempo, alcanzaron rango de ley. En ellas se daban a los alarifes consejos para la edificación de edificios dada la poca preparación de estos constructores .
Fig. 2.- Ordenanzas de Madrid por Teodoro Ardemans
          Si hacemos caso al Ayuntamiento, que no siempre es de fiar, Ardemans vivió en el nº 1 de la calle del Reloj  (desde 1835 calle  Luciente) aunque, según vemos en la Fig.4, nuestros regidores no lo tienen muy claro. Si se hubiesen esmerado un poco más en borrar la "s".... Esta calle está dedicada a Alfonso de Luciente hermano de la V.O.T. y propietario de los terrenos en los que se abrió la calle.

          Efectivamente,  el libro de Asientos de la Planimetría General de Madrid nos dice que el nº 1 de  la manzana 106 "se compone de 5 sitios. El 1º fue de Chistobal Ordoñez, y la viuda de Pierres con 20 ducados, a que redujo su materialidad Don Theodoro Ardemans por privilegio de 5 de septiembre de 1701". Si nos fijamos en la Fig.5 vemos  que el nº 1 es un espacio casi cuadrado haciendo esquina entre las calles del Reloj y Humilladero. Parece extraño que, siendo esta última calle  mucho más importante, la entrada fuese por la del Reloj. Ahora la única entrada está por el nº 18 de la C/. Humilladero.
Fig. 3.-Placa a Teodoro Ardemans en la calle Luciente nº 1

          En un documento consevado en el AHN de 1770 vemos que:

    Joan Martínez de Tovar, contador de la renta de las trece sisas reales y municipales y que por arrendamiento están a cargo de don Gregorio redondo de Guevara, certifica todas las partidas de pago líquido que hicieron los cosecheros tanto seglares como eclesiásticos. Sigue una relación de 88 personas con bodegas y asientos son así:
    
Y en esa relación aparece:
       
Don Theodoro Ardemans que tiene la bodega a los Irlandeses tiene de pago  cuatrocientas y seis arrobas y media de vino
Fig..4.- ¿Luciente o Lucientes?


          En esa época -e incluso ahora- es difícil distinguir entre bodega y taberna. De hecho, en 1770 aparecen en documentos varios locales que una vez se llaman bodegas y otra tiendas de vinos, o sea, tabernas
          En los siglos  en que en Inglaterra se perseguía a los católicos, en Madrid y en otras ciudades  se fundaron casas de acogida para los irlandeses. Al principio, en torno a 1629, se fundó el Colegio y Hospital de los Irlandeses en la  C/. de Duque de Liria, entre las calles de Manuel y Negras. En 1636 se traslada a la C/. Humilladero, frente a la actual  C/. de los Irlandeses que primero se llama de Occidente y después de San Gregorio, como vemos en las figs. 6 y 7. La iglesia se construye a principios del S-XVIII bajo la dirección de Pedro de Ribera, pero era una iglesia modesta y con escaso valor artístico.En la Fig.8 vemos con más detalle  como eran los Irlandeses. Todo se destruyó durante la Guerra Civil.


Fig.5.-Planimetría General. Manzana 106




Fig.6.-Plano de Chalmandrier 1761. En rojo la casa de Ardemans
Fig.7.-Plano parcelario 1874. Iglesia y Hospital de los Irlandeses (172)
   


             Puesto que la   calle Humilladero era  la que llevaba a ese  Hospital,  y  sabiendo donde  habitaba Ardemans,  parece lógico pensar que la bodega-taberna estuviese en esa calle y muy probablemente en los bajos de su casa.

          Según las arrobas de vino declaradas, la bodega de Ardemans era relativamente modesta. Vamos a compararla con algunas vecinas a la suya que aparecen en el mismo listado:

           En la C/. del Águila había dos: 
                                                        * Juan de Heras con 804 arrobas
    * Ugares, Manuel de con 809 arrobas
           En la C/. Calatrava:
        *Francisco Orejudo con 2021 arrobas
          En la Plaza de la Cebada:
*Pedro Cano con 1353 arrobas
          En la C/. Mediodía Grande:
* José Ribera con 1110 arrobas
          En la C/. de la Paloma había tres::
     * Azofra, Jerónimo con 627 arrobas
      * Eusebio Marcos con 1529 arrobas
            *Martínez del Castillo con 1285 arrobas

          Vemos que, comparada con estas, la bodega de don Teodoro era mas bien modesta y con mucha competencia alrededor y eso que sólo hemos apuntado las bodegas de la relación antes referida.
Fig.8 .- Probable emplazamiento de la bodega de Ardemnas


          Como curiosidad, diremos que en 1701 y en la misma C/. Humilladero, localizamos, a nombre de Juan Rojo, una "taberna de vino caro y barato con carpeta" junto a la cual se instalaba un bodegóncillo de puntapié atendido por Catalina Fernández.

          Los vinos caros o preciosos.eran vinos de calidad procedentes de San Martín de Valdeiglesias, Cebreros, Pelayos, Madrigal de Altas Torres y Alaejos según la Ordenanza Municipal de  15/4/1591 y los vinos baratos u ordinarios.eran de peor calidad que el vino precioso o caro  y procedían de Carabanchel, Valdemoro, Alcalá, Arganda, Torrejón, Barajas, Alcorcón, etc. Había tabernas que sólo podían vender vinos caros o baratos y unas pocas tenían permiso para vender los dos tipos

           La carpeta. era una manta, cortina o paño que colgaba en las puertas de las tabernas. Se introdujo hacia 1618 para ocultar el interior  del local pero dejando pasar por los lados el aire y la luz. Dos siglos después, en 1813,  sale una orden que dice  que "la puerta o puertas de taberna deberán estar descubiertas para evitar ocultaciones".

          Durante ciertas épocas los taberneros tenían prohibido vender comidas en sus tabernas. Ya en 1618 la Sala de Alcaldes mandaba "que ningún tabernero de vino precioso o barato pueda dar ni de cosas de comer en las dichas sus tabernas, ni casas, ni consientan que otras personas  lo den, ni los que va a beber coman en ellas, ni a las puertas de sus tabernas tengan ni consientan tener tablas de cosas de comer".
          Estas normas se iban relajando apareciendo así los bodegones o  bodegoncillos de puntapié que eran unos cajones o puestos al aire libre donde se vendían cosas de comer. Solían estar a las puertas de las tabernas o puestos de vino y junto a los mercados. Su nombre se debe a que se podían  echar abajo de un puntapié.
      Con estas páginas nos despedimos hasta septiembre. Hace mucho calor y apetece tomar una limonada fresquita, pero sin agua, no como las que se tomaba el poeta

                                                                De limonada de vino
  sin agua hacer se previno,
  por saber que ya ella vino
desde la taberna aguada.
 Calderón, La Garapiña

BIBLIOGRAFÍA.


- Tormo, Elías "Las iglesias del antiguo Madrid"

-Gea Ortigas, Mª  Isabel "El Madrid desaparecidi"
-Planimetría General de Madrid
-Archivo histórico Nacional
Herrero, Miguel "Oficios populares en la sociedad de Lope de Vega"


viernes, 12 de julio de 2013

TABERNAS EN EL MADRID DE GOYA

TABERNAS EN EL MADRID DE GOYA

Nota aclaratoria
          En este paseo imaginario por el Madrid de finales del S-XVIII, pretendemos hacer un recorrido  por algunos de los domicilios que tuvo Goya en Madrid  y por varias  tabernas que nos iremos encontrando en el camino. Tanto los datos de las tabernas como de las casas en las que vivió Goya están perfectamente documentados; es, sin embargo, invención del que esto escribe  las estaciones tabernarias que hace la pareja, aunque pienso que algún chatillo sí tomaría don Francisco.
          Además de los domicilios de Goya que aparecen en nuestra ruta, en 1777 residía en la C/. del Espejo, en 1788 en la Carrera de San Jerónimo, en casa perteneciente a la marquesa de Campollano y en 1803 adquiere una  vivienda en el nº 7 de la C/. de los Reyes.


Fig. 2.- Asensio Juliá por Goya h 1798 (Museo Thyssen)
Fig. 1.- Goya: Autorretrato hacia 1795  (Museo del Prado)







Fikg. 3.- Recorrido imaginario de Goya entre la ermita de San Antonio de la Florida y su casa en la C/. Desengaño
          Estamos en una tarde cálida de septiembre de 1798; Goya  y  su ayudante Asensio Juliá cierran la puerta de la ermita de San Antonio de la Florida después de una jornada agotadora pintando los frescos  que le encargaron a  don Francisco hace poco más de un mes y que deberá tener terminados antes de finalizar el año. Frente a la ermita, en la recién construida fuente del Abanico, se aclaran un poco las manos y beben unos tragos para quitarse la sequedad de las bocas después de tantas horas en contacto con pinturas y barnices. Qué pena que por alguno de las caños de la fuente no salga  algún caldo procedente de Arganda o de San Martín de Valdeiglesias, pensó el “Pescadoret”, pero tiempo habrá de llenar el gaznate con un buen clarete cuando entren en alguna de las muchas tabernas de Madrid.


Fig. 4.- Fuente de los Once Chorros (Abanico). Fotografía de A. Begué

          Después de subir pesadamente la cuesta del Prado Nuevo(cuesta de San Vicente), tuercen a la derecha hasta llegar al palacio de Godoy  en cuyo techo Goya pintaría,  poco después, cuatro alegorías y en uno de sus salones  iban a colgar sus dos famosas Majas. A la izquierda se encuentran con la  plaza  de María de Aragón (Marina Española) y de allí llegan a la calle del Reloj, que Goya conocía bien pues en sus números  6-8  (aproximadamente el nº 10 actual) vivió en 1775 en casa de su futuro cuñado Francisco Bayeu, ya fallecido. Después se trasladó al nº 12 de la C/. del Espejo (manzana 418) esquina a la C/ San Bartolomé (Actual C/. Independencia).

          Las tabernas en el Madrid de esa época son muy numerosas: concretamente en 1797 hay registrados 480 taberneros, aunque  al autor, un poquito exagerado, de  unos versos de la época,  aún le pareciesen pocas:


    Para todo Madrid sobran
una o dos bibliotecas,
y ni la mitad alcanzan
       más de cuatro mil tabernas


          En la C/. del Reloj y aledañas también hay donde escoger: la de Juan Parrondo en el nº 7 de la manzana 105; Antonio Romero la tiene junto a la plaza y hay otra pequeña entrando por la C/. Torija a mano derecha. Subiendo un poco, en la misma C/. Torija esquina con la C/. Puebla (Fomento), está el bodegón de Juan Diego Martínez donde entran  maestro y discípulo a tomar  dos vasos de aloja fresquito que les sabe a gloria. Charlan con los parroquianos sobre el exitoso estreno de El Regañón en el teatro de la C/. del Príncipe y continúan su camino cruzando la plaza de Santo Domingo para entrar en la C/. de Jacometrezo.

          La C/. Jacometrezo iba desde Santo Domingo a la Red de San Luis. A partir de la actual plaza del Callao, seguía el trazado de lo que después fue la Gran Vía. Aunque estrecha, era una calle céntrica y muy animada llena de tabernas, bodegones y tugurios.

          Entrando a la derecha, nos encontramos con dos tabernas: una esquina con la costanilla de los Ángeles y la otra en el nº 5 de la manzana 379. Juliá ve como pasan de largo por estas dos ermitas de Baco y también por  la que hace esquina con la C/. de la Salud y por la de Juan Atienza. Por fin llegan a la C/. de los Leones y, en la esquina derecha de esta calle con Jacometrezo, junto a un bodegón, hay una famosa taberna. El ayudante de Goya sabe seguro que van a visitarla, pues es de las pocas de Madrid que  despachan vino de Cariñena  que al maestro le trae recuerdos nostálgicos de su Aragón natal. Asensio, encantado, no le hace ascos a ninguna denominación. Cosme, el tabernero, los atiende con simpatía comentando chascarrillos del barrio.

Fig. 5.- Calle de los Leones en 1910 (Memoriademadrid.es)

          Esta taberna  aparece ya documentada en 1769 a nombre de Cosme Bousa en el nº 2 de la manzana 354. En 1821 el tabernero es Antonio Picazo y es muy posible que esta sea la famosa taberna del Traganiños a la que acudía Luis Candelas.

          Una vez vaciados los vasos, la pareja continúa   hasta la C /. Desengaño pasando por delante de las tabernas de Francisco Albizanda, Juan Blanco y Antonio Márquez y observan lo concurrida que está la taberna de Valentina ya en la esquina con la C/. Desengaño. Como vemos, la C/. de los Leones es pequeña pero está bien servida de abrevaderos.

          La C/. Desengaño, en la época que nos ocupa, llegaba hasta la C/. Fuencarral. Con el trazado de la Gran Vía  muere en la C/. Valverde desapareciendo las calles de la Flor (Travesía del Desengaño) y la de los Leones esta para dar continuidad, ya mas ancha, a la C/. Valverde que ahora llega hasta la Gran Vía. Esta es una calle muy importante en la vida de Goya pues en el nº 1 vive desde 1779 hasta 1800  que la vende a Godoy quien la cede a su amante Pepita Tudó. El 6/2 /1799 el Diario de Madrid anunciaba la venta de 80 estampas de Goya "se venden en la calle del Desengaño, número 1, tienda de perfumes y licores, pagando por cada colección de 80 estampas 320 reales de vellón"La tienda parece que estaba en los bajos de su casa.
          Hasta 1835 la numeración de las casas en Madrid se hacía por manzanas por lo que una  calle podía tener varios números repetidos. Es lo que pasaba con la C/. Desengaño, que tenía hasta 5 números 1.¿Cual era  el de la casa de Goya?.
          Algunos autores  se deciden por la manzana 368 cuyo nº 1 hacía esquina  con la C/. Ballesta. El motivo de esta elección es que  en esa esquina había una tienda de perfumes y la relacionan con la tienda del anuncio anterior.. En cambio, otros pensamos que en esta calle podía haber más de una perfumería y que la casa del pintor era el nº 1 de la manzana 344 que hacía esquina con la C/. Fuencarral. El que haya datos que confirman que  Pepita Tudó vivió allí avalan esta hipótesis.
       En 1800 Goya se traslada a la C/. Valverde esquina  con Desengaño. En un curioso documento aparece una relación de direcciones de  gente importante en diciembre de 1808. En ella vemos que Goya y Moratín eran vecinos y que Francisco Javier, el único hijo que sobrevivió a Goya, vivia en la C/. de la Zarza (parte de la actual C/. Tetuán)

Fernández Moratín, Leandro : manzana 345 (délimitée par les rues Valverde, San Onofre, alta de Fuencarral et del Desengaño : il n'y a pas d'autre indication).
Goya, Francisco : calle de Valverde, frente a San Basilio, manzana 345 (celle où habitait aussi Moratín), n° 15.
Goya, Francisco Javier : calle de la Zarza, n° 9, cuarto principal [manzana 380].

Fig. 6.- Ampliación de una zona del plano de la Fig. 3. En rojo la casa de Goya en  Desengaño y en verde la de Valverde. Frente a esta última el convento de los Basilios

La zona de la Fig. 6 en la actualidad. La C/. Desengaño queda reducida por el edificio de la Telefónica
          Pero volvamos a la tabernas. Hemos dejado a nuestra pareja  el la C/. Desengaño dispuestos a tomar la espuela. Además de la taberna de Valentina está la de Andrés León frente a los Basilios, y otras dos: una "esquina Fuencarral, manzana 344" que ya en 1759 la localizamos "entrando por Fuencarral primera puerta a la izquierda" ¡En la casa de Goya! y que en 1792 tenía como propietario a Bartolomé Martínez y la otra en 1807 en la esquina con la C/. Valverde ¡La otra casa de Goya!.
          Entran en la de Bartolomé y sentados en dos taburetes, frente a una mesa de pino, apuran  medio cuartillo de aloque, más suave que el Cariñena, mientras comentan el trabajo pendiente en San Antonio. Goya se queja de que ya lleva gastados en productos de pintura  para la ermita  14.311 reales. Mañana será de nuevo una dura jornada y hay que ir a descansar. Asensio  se despide de Goya  para ir a su domicilio,  mientras don Francisco sube lentamente  las escaleras que le llevan al segundo piso donde vive. En la calle, en la taberna de enfrente, unos mozos, ironizando sobre el vino bautizado, cantan.

        Si hay sequedad en las fuentes
y agua cristalina buscas,
 la hallarás en las tabernas
  aunque escaseen las lluvias

   
  



        

BIBLIOGRAFÍA.-
Los registros de habitantes de Madrid bajo José I
Rey Hazas, Antonio :El Vino en el mundo 
Canellas López, Ángel: Francisco de Goya. Diplomatario
Hemeroteca Nacional
Hemeroteca Municipal de Madrid
Archivo de la Villa de Madrid
Web Memoriademadrid.es

domingo, 23 de junio de 2013

TABERNA DEL TÍO LUCAS

TABERNA DEL TÍO LUCAS

La taberna del Tío Lucas fue muy popular y conocida a mediados del S-XIX y aparece citada en numerosos libros y periódicos, pero su emplazamiento exacto ha creado confusión y varios autores,  algunos de ellos grandes conocedores de Madrid, la sitúan, a mi entender, de forma equivocada. Vamos a intentar en este artículo conocer como era esta taberna, donde se hallaba exactamente y cuales eran  algunos de sus platos estrella.
En 1912 en el Mundo Gráfico el periodista Francisco Flores habla de ensanche de la C/. Sevilla (antes  Ancha  de Peligros) y dice:
"Cuando se demolió toda una acera de casas y el histórico Callejón de Gitanos, con la célebre taberna del tío Lucas (el de las judías) y el famoso café de la Rueda desembocó una tarde por la calle del Príncipe el más osado de los sablistas que allí concurrían -que era un escritor muy conocido- y contemplando con melancólica tristeza aquella desmesurada anchura, improvisó estos versos que, si no son buenos, al menos encierran una verdad:
Ya, en esta calle ensanchada,
no puedo ser lo que fui.
¡para maniobrar aquí,
hay que ser plaza montada!."

En la toponimia madrileña nunca existió el callejón de los Gitanos; en cambio aparece la calle de los Gitanos  (C/. Arlabán desde 1882). Podíamos pensar que confunde, como otros muchos, la calle con el callejón, pero no es así porque  la calle de los Gitanos no fue demolida y hemos localizado al café de La Rueda en la acera izquierda de la C/. Sevilla esquina con la travesía de Peligros.

Cuatro años después, en 1916, el mismo autor  se arma un lío morrocotudo con las calles, el café y la taberna, que no hay quien lo entienda. Entresaco estos párrafos de su articulo en Blanco y Negro:

"También en el callejón de los Gitanos había algo típico y genial y pintoresco en grado sumo: el cafetín de la Rueda, que estaba al principio del callejón, a la izquierda, casi lindando con las Cuatro Calles.."

Efectivamente, el cafetín estaba al principio del callejón pero no de los Gitanos sino de Peligros. Pero donde se hacían autenticas juergas no era en el café sino:

"en la taberna del tío Lucas, famoso por las judías estofadas y chuletas a la parrilla que se comían en su establecimiento, un tugurio infecto, situado en medio del susodicho callejón  de Gitanos, a la derecha yendo hacia la calle de Alcalá. En ley de verdad, las judías del tío Lucas eran exquisitas"

La calle de los Gitanos no confluía con la de Alcalá, por tanto no podía ir hacia esta calle. La que si empezaba en la calle Alcalá era la travesía de Peligros  que, como vemos en el plano siguiente, iba desde  Sevilla a  Alcalá   y la taberna no estaba  la derecha sino a la izquierda.

Plano de Madrid en 1874: Marcado con rectángulo la taberna del Tío Lucas y con elipse el Café de la Rueda


 Si no hay bastante lío el señor Flores García remata la faena  así:

"El vecindario de la travesía de Peligros  (que ya se llamaba calle Arlabán) y el del callejón de Gitanos era verdaderamente formidable"
Nunca la travesía de Peligros se ha llamado Arlabán. Así se llama la  que fue  calle de los Gitanos
Mas preciso es el articulo de Luis Araujo Costa en La Época  de 21/7/1919
La Calle Sevilla "era, con sus adyacentes, el callejón de Gitanos  y la calle (hoy desaparecida en el ensanche) que sucesivamente se llamó de los Bodegones, de Hita o Ita (que de las dos maneras se escribe) y Travesía de los Peligros, uno de los sitios peor afamados de Madrid, lo cual no impedía que los madrileños netos lo visitasen, bien para comer las clásicas judías del tío Lucas -precursor de La Concha- bien para otros asuntos no tan confesables y suculentos"

La Concha  fué una taberna muy popular  en en los años 20-30 del siglo pasado estaba en el número 2 de la C/. Arlabán

Aquí ya tenemos situada nuestra taberna: en la travesía  (o callejón) de Peligros. Con este último nombre  la cita R. Mª. Capdevila en un articulo de 1930 en Nuevo Mundo.

"Este hombre generoso y todo bondad era el Tío Lucas quien tenía en los años mentados (se refiere al último tercio del S-XIX), una taberna en el callejón de Peligros, que se abría paso entre la calle Sevilla y el edificio que antes fue de la Equitativa y y hoy es el Banco Español de Crédito.
(...) Una noche entró Pelayo del Castillo alegre, por los efectos del alcohol, y dirigiéndose al mostrador, detrás del que se encontraba un recio mozalbete que hacía las veces de esbirro del Tío Lucas, le dijo.
Tú me alegrarás mis días,
¡oh, mancebo cariñoso!,
si me das plato abundoso
de magnificas judías;
y aunque tu amo pierda el tino
porque en pagar no ando bien,
agrega un pan y también
sírveme un vaso de vino
La improvisación fue celebrada por la concurrencia. , y el Tío Lucas mandó que se le sirviera al esclarecido vate cuanto pidió" 

Pelayo del Castillo  (1837-83) era un comediógrafo, simpático y un poco borrachín

Unos años mas tarde (1929),  Antonio Espina, en su biografía sobre Luis Candelas sitúa  el figón del tío Lucas en el callejón de Peligros del que parece ser que fue asiduo Candelas. Por cierto, a este bandolero no sé cómo le quedaba tiempo para robar, puesto que no hay bodegón, taberna o mesón del que no fuese cliente habitual.

Así nos describe Espina  este tabernón:

"En una de las piezas del fondo del establecimiento abierta a un patio, hay un tabladillo levantado cinco palmos del suelo, sobre el que dentro de un rato bailarán el bolero dos eminencias del arte: Colasa y Manuel  Martínez. (...)El patio, lleno de pellejos de vino, tiene en el centro un cenador con una mesa de piedra, sobre la que se ha colocado una cuba grande de limonada. A este patio comunica  por una puerta  y dos ventanas bajas con reja la habitación del tabladillo. En las ventanas hay tiestos de flores, geranios y albahacas prematuras."

Hasta aquí todos los datos que hemos manejado los han sido obtenidos de  fuentes posteriores, al menos en 30 años, a la existencia de la taberna, ya que ésta desaparece,  junto con la travesía de Peligros, en torno a 1880 con el ensanche de la C/. Sevilla. Pero volvamos  al S-XIX.

En una extensa relación de tabernas  de Madrid (más de 23.000) que tenemos, entre los años 1861 y 1868, aparece como propietario de una taberna en la Travesía de Peligros número 8, Lucas González nombre que no era muy común entre los taberneros.¿Será éste el tío Lucas?.Yo creo que sí.

Como vemos en el plano anterior, el número 8 es la tercera casa a la izquierda entrando por la C/. Sevilla y próximo al café de La Rueda  que estaba en la esquina. 

En 1849 y 1875 tenemos localizada la taberna pero sin nombre de propietario. En 1880, próxima a desaparecer, está a nombre de Elodia Sierra.

Dicho lo anterior, me extraña que autores madrileñistas de la categoría de José del Corral caigan también en el error de confundir la travesía de  Peligros con el callejón de los Gitanos en su libro Casas  madrileñas desaparecidas. aunque hace una imaginativa descripción de la taberna:

Era " una taberna como todas, o mejor dicho, como las pobres de Madrid. Mostrador de madera repintada cien veces con rojo almazarrón, cubierto de ese zinc que tenía como un pequeño estanque en su superficie para lavar  los vasos en la misma agua que ya venía usándose desde las primeras horas de la mañana, cuando se tomaba el trago de aguardiente para matar el gusanillo. Por el resto de la sala tres o cuatro mesas, cuadradas unas y redondas otras,  todas de pintado pino y rodeada cada una de media docena de taburetes tan repintados, capa sobre capa, de pinturas como el resto del establecimiento, que pretendía adornarse  con viejos cartelones de toros que hacía tiempo que no estaban enteros.

Regentaba el lugar  su dueño, un hombretón grande de largos bigotes retorcidos, fuerte como era preciso que lo fuera un tabernero en aquel lugar si quería sobrevivir (...) de su tierra (La Mancha) le venían los caldos que después bautizaba , sin grandes ceremonias, por las noches, en el sótano, a taberna cerrada y antes de irse a dormir, que allí mismo tenía la vivienda, al fondo de la taberna, de la que quedaba separada por una cortinilla."

Para terminar, vamos a ver cómo se guiusaban esas famosas judías. Ángel Muro cita una transcripción de la receta redactada entre 1850 y 1865. Dice así:

"Se mete en una olla de barro una livra de tozino mu partío, con Aceyte paque que se reajoge bien i sechan cuatro livras delubias con cevoyas, agos prerejil comino sal pimentón i arrima la oya al fogón déjala que cuesca cuatro oras"

Otrio plato típico de la taberna del Tío Lucas era el "Ajo pringue" cuya receta vemos publicada en  La Libertad del 9/10/1926. Esta es la formula:

"Se ponen a remojo 100 gramos de buen bacalao (preferible el de Escocia) por cada libra de patatas. Se fríen 12 almendras dulces y se machacan con perejil, poniéndose todo a cocer en agua de la fuente del Berro (cuando inventó este manjar el tío Lucas no había llegado a Madrid el agua de Lozoya). Se prueba para ver si hay bastante sal. Se añade una idea de pimienta, una hojita de laurel y una cucharada de aceite, y en el momento de servirse se mezclan dos huevos batidos"

BIBLIOGRAFÍA.
Aparte de la obras citadas, hemos consultado:
-Anuario General del comercio, de la Industria... (Varios años)
-Hemeroteca Nacional
-Archivo Histórico Nacional